Robert Louis Balfour Stevenson (13 de novembro de 1850, Edimburgo – 3 de dezembro de 1894, Apia, Samoa), foi um novelista, poeta e escritor de roteiros de viagem. Escreveu clássicos como A Ilha do Tesouro, O Médico e o Monstro e As Aventuras de David Balfour (esta dividida em duas partes, Raptado e Catriona).
Robert Louis Stevenson nació en 1850 y murió en 1894. Comienzo la reseña con este dato porque después de leer estas Fábulas uno se pregunta cómo es posible que la modernidad tan abrumadora que desprenden sea fruta de un escritor que murió hace más de un siglo; no es sólo que su escritura sea fresca, sino que la concepción misma de estos relatos (microrrelatos, cabría decir) es contemporánea y se adapta a un estilo narrativo que se adelantó a su tiempo en muchos años.
Al talento notorio de Stevenson como cuentista, como “contador de historias” (como lo bautizaron los nativos samoanos), hay que añadir en esta ocasión una sensibilidad especial para captar los entresijos más profundos de la personalidad humana. Lejos de otros relatos más convencionales, como aquellos que comentamos en sus Cuentos completos, las fábulas que componen este librito son más epigramáticas, más hondas y mucho más interesantes.
Lejos de la moralidad que se atribuye al género, el escritor escocés construye unas historias donde la moraleja se diluye en favor de la duda o de la reflexión. Queda claro que en casi todas se puede rastrear un atisbo de enseñanza, pero se trata de lecciones que se insinúan, pero casi nunca se explicitan. Stevenson carga contra muchas convenciones e ideas, desde la filosofía hasta la religión, pasando por la amistad o por el orgullo; en realidad, el humor cínico y vitriólico que domina casi todos los textos refleja una amargura propia de la desesperanza, de la desconfianza en el progreso de una humanidad alocada y perpleja.
El mejor ejemplo de ello, y a la par uno de los más brillantes microrrelatos del libro, es “Los cuatro reformistas”, una destructora visión de la clase dirigente y de los intelectuales. En la misma línea se halla también “Creer, creer a medias y no creer en nada”, un alegato contra la religión tan brillante como inteligente. La economía narrativa del estilo que Stevenson utiliza contrasta con el color y la sensualidad de otras obras suyas, pero es muy apropiada para el tratamiento de estos temas: la brevedad impele a una exposición muy somera, pero resaltando los hechos capitales y focalizando la atención del lector sobre el punto que se quiere tratar.
En “El hundimiento del buque”, sin ir más lejos, los postulados filosóficos o reflexivos del capitán de un barco que naufraga son ridiculizados al máximo, sin sutilezas de ninguna clase. Puede que la presentación sea brusca, pero el objetivo del texto es claro: las disquisiciones intelectuales apenas tienen aplicación práctica y, desde luego, no mejoran la existencia del común de los mortales.
Stevenson presenta cada relato con rapidez y va directo al grano; al estilo de las antiguas fábulas morales, pero retorciendo el concepto para hacer que las clásicas moralejas se conviertan en dardos envenenados; sólo en algunos textos (“La casa de Eld”, “La piedra de toque”, “La canción del día de mañana”) se permite algo más de desarrollo y construye tramas algo más elaboradas, con una sensibilidad especial y un tono más críptico. En general, pronto queda claro que la intención satírica deja relegados a un segundo plano a cualesquiera otros componentes literarios.
Las Fábulas son un ejemplo extraordinario del potencial de la literatura para ridiculizar, para denunciar, para remover mentes dormidas. Aunque haya pasado mucho tiempo, relatos como “El penitente” nos muestran lo absurdo de muchos comportamientos y la hipocresía de muchas costumbres. En estos pequeños textos Stevenson se revela como un gran escritor, en toda la acepción de la palabra.
Robert Louis Balfour Stevenson (13 de novembro de 1850, Edimburgo – 3 de dezembro de 1894, Apia, Samoa), foi um novelista, poeta e escritor de roteiros de viagem. Escreveu clássicos como A Ilha do Tesouro, O Médico e o Monstro e As Aventuras de David Balfour (esta dividida em duas partes, Raptado e Catriona).
ResponderExcluirFonte:
http://pt.wikipedia.org/wiki/Robert_Louis_Stevenson
Fábulas
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Robert Louis Stevenson nació en 1850 y murió en 1894. Comienzo la reseña con este dato porque después de leer estas Fábulas uno se pregunta cómo es posible que la modernidad tan abrumadora que desprenden sea fruta de un escritor que murió hace más de un siglo; no es sólo que su escritura sea fresca, sino que la concepción misma de estos relatos (microrrelatos, cabría decir) es contemporánea y se adapta a un estilo narrativo que se adelantó a su tiempo en muchos años.
Al talento notorio de Stevenson como cuentista, como “contador de historias” (como lo bautizaron los nativos samoanos), hay que añadir en esta ocasión una sensibilidad especial para captar los entresijos más profundos de la personalidad humana. Lejos de otros relatos más convencionales, como aquellos que comentamos en sus Cuentos completos, las fábulas que componen este librito son más epigramáticas, más hondas y mucho más interesantes.
Lejos de la moralidad que se atribuye al género, el escritor escocés construye unas historias donde la moraleja se diluye en favor de la duda o de la reflexión. Queda claro que en casi todas se puede rastrear un atisbo de enseñanza, pero se trata de lecciones que se insinúan, pero casi nunca se explicitan. Stevenson carga contra muchas convenciones e ideas, desde la filosofía hasta la religión, pasando por la amistad o por el orgullo; en realidad, el humor cínico y vitriólico que domina casi todos los textos refleja una amargura propia de la desesperanza, de la desconfianza en el progreso de una humanidad alocada y perpleja.
El mejor ejemplo de ello, y a la par uno de los más brillantes microrrelatos del libro, es “Los cuatro reformistas”, una destructora visión de la clase dirigente y de los intelectuales. En la misma línea se halla también “Creer, creer a medias y no creer en nada”, un alegato contra la religión tan brillante como inteligente. La economía narrativa del estilo que Stevenson utiliza contrasta con el color y la sensualidad de otras obras suyas, pero es muy apropiada para el tratamiento de estos temas: la brevedad impele a una exposición muy somera, pero resaltando los hechos capitales y focalizando la atención del lector sobre el punto que se quiere tratar.
En “El hundimiento del buque”, sin ir más lejos, los postulados filosóficos o reflexivos del capitán de un barco que naufraga son ridiculizados al máximo, sin sutilezas de ninguna clase. Puede que la presentación sea brusca, pero el objetivo del texto es claro: las disquisiciones intelectuales apenas tienen aplicación práctica y, desde luego, no mejoran la existencia del común de los mortales.
Stevenson presenta cada relato con rapidez y va directo al grano; al estilo de las antiguas fábulas morales, pero retorciendo el concepto para hacer que las clásicas moralejas se conviertan en dardos envenenados; sólo en algunos textos (“La casa de Eld”, “La piedra de toque”, “La canción del día de mañana”) se permite algo más de desarrollo y construye tramas algo más elaboradas, con una sensibilidad especial y un tono más críptico. En general, pronto queda claro que la intención satírica deja relegados a un segundo plano a cualesquiera otros componentes literarios.
Las Fábulas son un ejemplo extraordinario del potencial de la literatura para ridiculizar, para denunciar, para remover mentes dormidas. Aunque haya pasado mucho tiempo, relatos como “El penitente” nos muestran lo absurdo de muchos comportamientos y la hipocresía de muchas costumbres. En estos pequeños textos Stevenson se revela como un gran escritor, en toda la acepción de la palabra.
Fonte:
http://www.solodelibros.es/12/11/2010/fabulas-robert-louis-stevenson/